“No es pot negociar la pròpia autonomia: només la resistència preserva els ideals”
(La Bête; David Hirson)
A pesar de la brillantez de un texto que enaltece desde el primer
minuto a todos y cada uno de los actores que intervienen en su interpretación,
la versión catalana de La Bête no hubiese sido posible sin el magnífico
trabajo realizado por Joan Sellent, cuya traducción y adaptación al catalán de
los versos de la versión original es, de principio a fin, la clave del éxito del
espectáculo.
¿Entretenimiento o cultura? ¿Popularidad o calidad? Cuando el
dramaturgo estadounidense David Hirson escribió La Bête en 1991, poco
podía imaginar que una obra ambientada en la Francia del siglo XVII pudiera ser
de tanta actualidad tan solo unos años después. Y es que esta comedia de época,
en la que se enfrentan dos maneras totalmente opuestas de ver y entender el arte
teatral, puede servir para reflexionar sobre la situación en la que se
encuentra actualmente la cultura, uno de los ámbitos sin duda más maltratados durante
estos últimos meses.
Dirigida por Sergi Belbel y con un gran reparto encabezado por Jordi
Bosch, Jordi Boixaderas y Abel Folk, La Bête gira en torno al conflicto
que se genera cuando Elomire, un dramaturgo inteligente, experimentado y amante
del teatro, y Valere, un cómico
egocéntrico con aires de grandeza, se ven obligados por decreto del príncipe
Conti a compartir compañía y escenario. El primero, cuya idea teatral es
incompatible con la forma en que Valere entiende el arte escénico, se niega a
aceptar la orden del consorte, a quien intenta convencer de todas las maneras
posibles de su equivocada decisión. Nace aquí una guerra dialéctica que sólo
puede acabar con la victoria de uno de los artistas, algo que resulta bastante
complicado dada la oposición de sus caracteres y convicciones.
Destacable es también la escenografía que Max Glaenzel ha elaborado
para el desarrollo de la obra. Sencilla y austera, Glaenzel ha sabido dotar al
escenario de los elementos justos para que la función se desarrollara y
funcionara a la perfección. Una carpa de color blanco bajo la que Elomire y
Valere mantienen su batalla argumental, con una mesa a un lado y otra al fondo que
sirve para ubicar a los personajes secundarios a lo largo de todo el primer
acto, son casi en exclusiva los materiales que intervienen en la acción.
Jordi Bosch, una
“bestia” real
A pesar de las buenas críticas y del gran recibimiento de público obtenido,
La Bête se vio obligada inicialmente a hacer frente a diversas
dificultades que a punto estuvieron de costarle su estreno. La actriz catalana
Anna Lizaran era en un principio la encargada de representar el papel de Valere
pero una enfermedad la obligó a retirarse pocos días antes de la presentación
oficial del espectáculo. Este imprevisto hizo que se retrasara la obra y que,
de la noche a la mañana, tuvieran que buscar a un nuevo protagonista, un papel
que finalmente recayó en Jordi Bosch, quien se preparó su personaje en tan solo
tres semanas. Una apuesta arriesgada que, después de casi dos meses en cartel, ha
resultado ser todo un éxito. Jordi Bosch llena el escenario desde el primer
momento en el que sale a escena; su grandiosa e impecable interpretación, que
llega a su máximo esplendor en el monólogo de casi 30 minutos que recita bajo
la atenta mirada de su competidor durante el primer acto, demuestran la calidad
y experiencia de un actor que resulta ser, no sólo dentro de la historia, una verdadera
Bête.
Antes de empezar su gira por diversas salas catalanas, La Bête pudo verse en el Teatre Nacional de Catalunya entre el 24 de octubre y el 25 de noviembre. Este fin de semana finaliza funciones en el Teatre Kursaal de Manresa, puniendo punto y final a un espectáculo que es, sin duda alguna, teatro dentro del mismo teatro.
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